Carlos Gil es un murciano al que su padre, Alfonso, le inculcó el amor a los animales, aunque él iba para jugador de fútbol. Tiene en su haber más de cinco mil canes adiestrados, siendo pionero en la Región en esta materia. En la pedanía murciana de Sangonera la Seca mantiene una residencia de perros, además de ser experto en la cría y selección del pastor alemán