Este es un pequeño cuento cuya autora María Jesús Cascales, ha querido compartir con nosotros… a ver que les parece?.
Dos perros se encuentran por la calle, acompañados por sus respectivos dueños, uno de ellos es un perro guía: -Hola.
-hola, ¿tío, por qué llevas un asa encima del lomo?
-Je, je, no es un asa. Es un arnés.
-¿un arnés?
-Si. Ella se agarra de ahí y yo la llevo.
-Jo, tío ¿tienes que arrastrarla?
-No. Ella sabe andar solita, sólo que como no puede ver yo la llevo por donde no hay peligro. Es mi trabajo.
¿tu trabajo? vaya, Lo siento mucho, porque trabajar debe de ser algo malo. Mi dueña siempre se queja del suyo.
-qué va. Es superdivertido, es un juego, a mí me encanta trabajar. Vamos juntos a todos sitios donde ella tiene que ir.
-Pero… no entiendo. ¿cómo es el juego?
-Ella me pide que busque una puerta, un ascensor, escaleras, le indico donde están los bordillos, los mostradores de las tiendas… y otras muchas cosas y la llevo por la calle sin que choque con la gente o con los obstáculos que pueda haber.
-¿y quién te ha enseñado todo eso?
-En la escuela.
¿En la escuela, con los niños? Pues yo también quiero ir.
-No, hombre en la escuela de perros guía. Tenemos unos instructores supermajos que nos enseñan todo lo que tenemos que saber.
-¿y es difícil?
-Bueno, sólo tienes que estar muy atento y ser obediente, muchos compañeros míos no aprobaron los exámenes y por eso no pueden ser perros guía. Piensa que nuestro trabajo es muy importante para la persona a la que acompañamos porque de nosotros depende su seguridad.
-Pero parece un trabajo fácil ¿no?
-no creas, porque muchas veces nos la gente nos lo pone muy difícil, nos distraen, aparcan coches en las aceras, y a menudo hay obras con vallas por aquí y por allá y cuesta mucho encontrar el sitio adecuado para pasar con seguridad. Y otras veces al entrar en algún sitio le dicen a ella que yo no puedo pasar. Entonces ella se pone muy triste o se enfada y dice que son unos ignorantes porque no conocen la ley.
-¿la ley?
– La ley del perro guía dice que podemos entrar en cualquier sitio donde ella vaya.
-Eso no me lo creo porque los perros no podemos entrar en restaurantes, ni en hospitales, ni en muchos sitios.
-nosotros, los perros guía si podemos.
¿en todas partes?
-En todos los lugares que ella pueda entrar acompañada de otra persona, podrá entrar con su perro.
-¿entonces tu has ido al cine y te han comprado palomitas?
-Al cine, al teatro, a los museos, a los parques de atracciones, en los hoteles, restaurantes…. pero palomitas no comemos y tu tampoco deberías, porque luego te dolerá la barriga. Nosotros sólo debemos comer pienso y algunos premios para perros, si comes otras cosas puedes tener graves problemas de salud.
-Ya, ya lo sé. Porque a mí mi dueña a veces me da cosas y luego tengo diarrea y me duele la tripa.
-Si, además la gente tira cosas al suelo y cuesta trabajo pasar de la comida, además de ser malo para la salud nos distrae del trabajo.
-Vaya, yo también quiero ser un perro guía. Puedo aprender?
-Los perros guía hemos sido seleccionados genéticamente y nacemos ya en la escuela, luego vamos a una familia para que nos eduquen como cachorros y cuando tenemos edad de aprender el oficio volvemos a la escuela. Así que tu ya no puedes. Pero ser perro siempre está bien, aunque no seas guía puedas dar mucho cariño y compañía a la familia con la que vives.
-Si pero lo tuyo es más guay, ¿verdad?
-No sé si es mejor, pero yo estoy encantado, me siento muy feliz cuando ella me acaricia y me dice que soy sus ojos me siento el ser más afortunado del mundo. Me quiere mucho y yo a ella también.
Las dos personas reemprenden la marcha.
-Oye tío, a ver si nos vemos otro día y hablamos un rato.
-Bueno, pero si estoy guiando no debes saludarme porque tengo que estar concentrado en mi trabajo. Si ellas se paran a hablar… entonces nos saludaremos. Adiós.